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De
mis padres aprendí el hábito de la lectura. La mejor imagen que tengo grabada
en la retina es de ellos dos leyendo en la cama, ya fueran libros o diarios.
Por emularlos o, porque no me quedaba opción en una casa de lectores, empecé a
leer desde muy chica y nunca me detuve. Mi abuelo Carlos, el padre de mi mamá,
también influyó sólidamente en mí, era el mejor contador de cuentos del mundo,
sólo superado, tal vez, por su hija Antonia, mi mamá quien antes de dormir nos
contaba el cuento de “Los tres hermanitos locos”: una historia mágica e interminable cuyos capítulos
inventaba cada noche para sus hijos
Cuando
tenía 9 años una vecina que estudiaba Ciencias de la Educación me usó de
conejillo de Indias y me tomó un test vocacional. No recuerdo mucho de ese día
salvo que ella se sorprendió cuando me pidió que escribiera una lista de
palabras que empezaran con “R”. En minutos desgrané una larguísima lista
escrita con tinta azul. El resultado del test: “tenés que seguir algo
relacionado con las Letras”, me dijo. Pero yo lo olvidé.
Crecí
sin dejar de leer y tomé el camino de las ciencias a la hora de elegir una
carrera. Me casé, tuve dos hijas, me mudé
para allá y volví para acá, sin dejar de leer.
Hace
9 años mientras leía La Nación
por Internet mi vista reparó en el anuncio de un foro de escritores propuesto
por el diario en el que se invitaba a escribir, en 180 palabras, un cuento
sobre una fecha patria: el 25 de mayo. No le presté mayor atención y me fui a
bañar… Juro, y esto no es cuento, que mientras el agua de la ducha caía sobre
mi cuerpo el cuento “Camilo Gómez” cayó
sobre mi cerebro. No más secarme y vestirme lo escribí, lo pulí, le podé
palabras hasta dejarlo en las 180 pedidas y lo mandé como una pulsión, como
liberando al universo un mensaje propio. Una semana más tarde ese
cuento era el ganador del concurso semanal del foro.
A
partir de ese día nunca pude dejar de escribir. La escritura abrió las
compuertas de mi imaginación y ya no pude cerrarlas, abrió también un planeta
de amigos escritores, los seres más solidarios que he conocido, que me
enseñaron con sus amorosas críticas todo lo que ahora sé y lo que sigo
aprendiendo.
Link que lleva al cuento mencionado en este cuento :
http://rosariocollico.blogspot.com.ar/2009/08/camilo-gomez.html
Link que lleva al cuento mencionado en este cuento :
http://rosariocollico.blogspot.com.ar/2009/08/camilo-gomez.html
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