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-Oui – le dijo al changador que le ofreció el taxi a la salida de
Ezeiza, olvidando que ya estaba en la Argentina.
Se acomodó en el asiento y con los anteojos de sol cubriendo buena parte
del rostro empezó a acostumbrar sus ojos
al paisaje dejado muchos años atrás. Había vuelto otras veces, pocas, y el trayecto del aeropuerto hasta la casa en
San Telmo no le había generado nunca sentimientos muy radicales, pero esta vez era diferente.
-Papá murió, – le había dicho su hermana por teléfono la mañana de un
día gris- un infarto.
Su historia había sido la de muchos: la médica joven que obtiene una
beca. Había tenido suerte. Al terminarla no la soltaron; nadie en su sano
juicio la hubiera dejado ir. Era realmente buena en la rara especialidad escogida y por eso le ofrecieron el oro y el
moro para que se instalara allí. La comparación con una vuelta gloriosa pero
con pronóstico laboral miserable en
Buenos Aires, la retuvo por dos años más, por cuatro, hasta fin del próximo
semestre, hasta que terminara la próxima investigación…
La postergación se demoró tanto como la compra de su departamento en
Paris, la apertura de su consultorio exclusivo, el acuerdo con los laboratorios
para la consultoría, los nueve libros publicados en francés y la jefatura de la
cátedra.
Tres computadoras de última generación la mantenían en contacto con
el mundo del futuro y con el del pasado, los mails resguardaban el enlace con las raíces
enterradas en tierras de tango.
-Todo no se puede -se había justificado en más de una oportunidad– uno siempre hace
elecciones, en cada una se gana y se pierde. No pueden apreciarse, en el
momento, la magnitud de sus resultados, ni los buenos ni los malos.
La comunicación electrónica le ofrecía irrefutables ventajas por sobre la de papel: la
inmediatez, que sólo depende de la voluntad,
y hasta la posibilidad de chatear
con su sobrina de catorce años, a quien casi no conocía. Después se
agregaron las fotos, que colorean las
palabras aunque no aportan, aún, ni perfumes ni sensaciones táctiles. Más de
una vez se descubrió tocando la pantalla de cuarzo tan fría y tan lisa, cuando sus dedos hubieran matado
por el calor de las caras y el aroma
familiar. Fotos con rostros alegres, con sonrisas. Las de los cumpleaños, las
de los bautismos de los bebés nuevos, las de la tía Elena que ya se murió,
las de ese asado en casa de la gorda,
aquella vez que se reunieron todas las chicas del secundario.
Pero las fotos y las cartas, muchas veces, pintan un cuadro
distorsionado, una especie de diario de Yrigoyen, que se edita de un lado y
otro de las pantallas para suavizar la realidad, para no preocupar al otro al
cohete, si total, desde tan lejos qué
puede hacer.
- Papá murió, –le había dicho su hermana por teléfono la mañana de un
día gris- un infarto.
Buenos Aires era cada vez más caótica, pudo comprobar con la frente
apoyada sobre el vidrio del auto. El cotejo con el primer mundo fue inevitable.
No se ahorró la nada original frase de
los cinco tan: “un país tan rico, tan enorme, tan desperdiciado, tan saqueado,
tan triste “.
En algún momento el taxi empezó a recorrer calles más conocidas y se
apresuró a mirarse en el espejo que
guardaba en la cartera. Se pintó los labios y acomodó un mechón castaño que se
empeñaba en caer sobre el ojo derecho.
-Estoy llegando- les dijo por celular.
El coche dobló por Bolívar y allí
los vio, a todos en la vereda, esperándola, detenidos en el tiempo y el espacio,
como si no hubiera nada más importante que hacer. Sus hermanos, un poco mas
ajados de lo que recordaba, los sobrinos enormes, irreconocibles; la vecina de
al lado, doña Juanita, más menuda que antes.
Con paso corto pero firme, su madre se acomodó en primera fila.
El chofer clavó el freno de mano. Con la misma precisión de aquel sonido
seco entendió que aquella postal de
bienvenida había instalado, irrevocablemente en su cabeza, la
inquebrantable decisión de volver.
Enviado a Perras
Negras el 31 de agosto de 2006. Consigna 30. tema libre
2 comentarios:
Excelente. Me pregunto si mi memoria es muy mala o hay muchos relatos tuyos que no he leído.
Tu memoria es muy mala.
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