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Podría, sin temor a equivocarme, poner en hora el reloj con este loco.
Todos los martes llega puntualmente a
las cinco de la tarde. Apostaría mi sillón de cuero a que, si se presenta unos
segundos antes de tiempo, aguanta en la puerta tamborilleando los dedos contra
el mármol de la entrada, antes de pulsar el timbre.
-Buenastardesdoctora- saluda
lacónico y con la mirada por encima de mi hombro. Nunca me mira. Pasa y, así
como está, sin sacarse la campera eterna, se acuesta sobre el diván, no sin antes
poner un pañuelo limpio en donde apoyará la cabeza. Fija la vista en ese
ángulo del techo, en el que vive mi
araña, y retoma su perorata.
Ya sé qué me va a decir y qué le voy a contestar. Por eso he dejado de
preocuparme por sus problemas. He aceptado que no tienen solución. Él no admite
sugerencias sobre sutiles cambios y se atiene con rigor matemático a esquemas aprendidos hace mucho. En tanto la
obra social me pague cada tres meses las consultas, no pondré objeciones a que
mantengamos esta rutina.
Mientras hago que escucho, en una hoja celeste, dibujo círculos
concéntricos que empiezan en un punto y
cubos transparentes que van formando un
muro que pronto tapiza el papel.
- Ahá –afirmo sin énfasis a las cinco y media.
En los bordes de mi obra de arte, agrego flores de centro redondo y
cinco pétalos. Uno las flores con tallos
entrelazados y mecho en la guarda vegetal alguna que otra hoja lanceolada.
- ¿Qué le parece a Ud, qué puede
significar? – lo interrumpo a las seis menos veinte para que compruebe que
estoy viva. Desde mi sillón sólo veo su cabeza calva y reprimo los deseos de
tomar el pisapapeles de piedra y estrellarlo contra esa superficie curva que
refleja vagamente la luz que entra por la ventana. “Hoy no”, me digo,” tal vez el próximo martes”.
- Porhoydejamosacáhastalasemanaqueviene – lo despido a las cinco y
cincuenta.
Todavía me quedan diez minutos para pasar el Lysoform* por los picaportes y el diván, romper el dibujo en ocho pedazos y tirarlo al cesto,
disponer una hoja limpia y celeste en el anotador, hacerme
un té de tilo en mi taza china y recibir a la loca de las seis.
*Lysoform: desinfectante de uso doméstico y perfume agradable.
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