LaPocha
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En revoltijo de sábanas y sensaciones amargas
despierto esta mañana con una premonición de muerte atravesada en la garganta;
no sé, quizá, un mal sueño o un lóbrego recuerdo de la noche.
Estiro
los músculos, enroscados en los huesos y recobro el sentido a la luz de la
mañana nueva pero pronto advierto que cualquier oscuro presagio no es tan negro
como la realidad: soy un ser minúsculo de no más de un palmo amanecido en mi cama de siempre, en mi cuarto
de siempre, en mi casa de siempre.
Apenas
sobrepuesto a la verdad, me descuelgo por las cobijas hasta el suelo. Maldigo
el momento en el que elegí la alfombra, me hundo hasta la cintura. Fatigo
penosamente esa selva de pelo azul para alcanzar la puerta como si el
rectángulo luminoso me deparara la explicación lógica o la salvación.
Pronto
comprendo que nunca he de llegar. El gato, que agazapado me escudriñaba tieso,
inmóvil desde un rincón, se abalanza sobre mí. Atrapado entre sus zarpas huelo
su aliento de alimento balanceado e intuyo su felicidad por atrapar una presa
de sangre caliente tan distinta de las moscas y polillas con las que despunta
su atávico vicio de cazador.
*Cuento finalista del concurso 3X200 del grupo Andén
2 comentarios:
Qué bueno! Otra vez felicitaciones! Habremos escirto para la misma consigna? Beso http://charcodepormedio.blogspot.fr/2006/07/lara-en-paris.html
Me parece que la consigna de este cuento era tamaños desmesurados o algo así
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