martes, 8 de junio de 2010

CAZADORES (cuento+research)

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En los claustros de las universidades más prestigiosas se me conoce ampliamente por mi dedicación a la ciencia. Horas en el laboratorio sin ver la luz del sol certifican mi sacrificio. Si alguien quisiera encontrarme no tendría más que llegarse hasta aquí a cualquier hora del día o de la noche y me hallaría entre tubos de ensayo y matraces, con los anteojos de carey en la punta de la nariz y mi pelo castaño liado en prolijo rodete desmadejado. Es que me debo a la ciencia. No hay tiempo para mí.

Últimamente he estado avocada a la elaboración de este informe tan preciso como cierto. La investigación que lo origina está basada en la demostración de la siguiente hipótesis.

“Las mujeres casadas son invisibles para los especímenes machos que las frecuentan en ambientes sociales o laborales. Si por alguna razón ella se separa o divorcia, se materializa, ante los nublados ojos de sus compañeros varones, como por arte de magia”.

Esto se traduce en: “antes no las veían y ahora las ven...y ¡cómo las ven!”.

Para este trabajo me he valido del invalorable aporte de colegas, amigas y rivales. También de desconocidas, halladas tanto en el baño de un cine como en los probadores de alguna lencería -glorioso reducto femenino- entre primorosos conjuntos de ropa interior de puntilla negra. Convengamos en que se trata de una investigación sociológica por lo tanto se admite un margen de error de +/- 5%.

He aquí algunos resultados:

El 87% de las consultadas reveló que sus compañeros de trabajo notaron cambios en el peinado o en la ropa. Ejemplos de tales conductas se ponen en evidencia con frases tales como:
*- Diana, qué linda se la ve hoy, ¿se cortó el pelo?
*- Anita, el verde agua le sienta de maravillas, le hace juego con los ojos...
*-¿Está yendo al gimnasio, Haydée?... ejem, le da buenos resultados...

Algunas mujeres admitieron sentirse halagadas por tales cambios de actitud, otras revolean los ojos y los dejan hablando solos. Estas respuestas disímiles son directamente proporcionales al porte y la galanura del varón de marras. Un gordito pelado y desarrapado tiene pocas chances de obtener algún beneficio con estos comentarios.

El 92% de las entrevistadas dice haber recibido mensajes insólitos de sus compañeros de oficina, club o incluso del sodero.
Tales misivas llegan por diversos medios que abarcan desde el moderno correo electrónico hasta el papelito de bordes irregulares dejado bajo un sifón (en el caso particular del sodero, claro está). Ejemplo de tales recados son invitaciones a museos o muestras de pintura, comentarios sobre trabajos pendientes totalmente fútiles, una poesía etc. Todos los textos se caracterizan por algún renglón final levemente zafado o un saludo extremadamente fervoroso. Hay osados, que incluso, en su afán de ganarse a la dama, se atreven a mandar horribles power point con gatitos, patitos u ositos de dudoso gusto. Único comentario: ¡Puaj! Valga aquí la observación anterior; el horrible power point sería bien recibido, sí y sólo sí, en el remitente figura George Clooney.

El 89% de las mujeres encuestadas confiesa haber recibido al menos una invitación a tomar un café durante el mes posterior a su cambio de estado civil. ¿Qué se supone que hará el café? ¡Un poco de imaginación señores!

Distintos individuos, mismas tácticas. Todos siguen un mismo patrón de conducta. Es realmente interesante. Al mismo tiempo salen de abajo de las piedras y de atrás de los árboles, amigos de la infancia, ex novios, vecinos, colegas etc; tipos que hasta el momento no le daban a una ni la hora.

-¿Qué ha pasado?- nos preguntamos frunciendo el entrecejo.

La respuesta es fácil, la presa ha sido liberada y se desata el instinto del cazador. Esos lobos disfrazados de conejitos esperan impacientes la oportunidad para dar el zarpazo. Claro que el mentado instinto tiene distintas variantes y muchas veces es tan precario que provoca una mezcla de lástima y risa. Algunos hombres son demasiado bruscos, otros son tímidos, otros se hacen los chistosos, otros son contenedores –el famoso pecho protector-... cada uno despliega su técnica y muestra sus armas, algunas veces sutiles y otras, francamente, de destrucción masiva.

Algunas mujeres reinciden rápidamente, son seducidas por tipos similares a los recién abandonados. Cualquier cosa con tal de no estar solas. Otras, con un poco más de visión, se sientan a esperar desde las alturas de un mangrullo, al caballero que mejor llene sus expectativas.

Pero otras, tesoro, somos cazadoras... Y no contabas con mi probada destreza en ese arte mayor. He dispuesto para ti y para tu perfume de maderas y naranjas un reguero de trampas certeras... Rodearás algunas y evitarás otras. Caerás preso en una de ellas y lograrás huir. Pero de la última, de esa que no esperas pero intuyes, de esa emboscada final, querido, no te me escapas.



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Enviado a perras negras el 23 de septiembre de 2006.Consigna 33. tema libre menos de 1000 palabras.

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