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Algunas
deidades pueden ser piadosas con sus feligreses.
Abrumada por la preocupación, la mujer
se metió en la ducha con la esperanza de que el agua caliente disolviera
suciedad y problemas.
“Daría lo que fuera por acabar con
esto”, pensó mientras se enjabonaba.
La espuma caía a sus pies y formaba
arabescos sobre el fondo de la bañera; sentía el masaje del agua sobre su
cuello. Se relajaba. Se aflojaban sus músculos.
Pronto el desagüe engulló los dibujos
de espuma, el agua caliente y el desintegrado cuerpo de la mujer de quien sólo
quedaron unos cuantos cabellos.
*Enviado a concurso microrrelatos (100 palabras) Museo de la
Palabra 2014
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