miércoles, 10 de diciembre de 2014

INVASIÓN








*************************************************************************************


De haber tenido boca, el general *+wi0iw+*! hubiera sonreído con placer. Para expresar su gusto pestañeó, en singular secuencia, los terceros párpados de sus once ojos o lo que esos agujeros pudieran ser. Protegido por los campos de fuerza  y las barreras temporales de su cuartel general,  monitoreaba con atención la invasión largamente programada al tercer planeta. Ese que apenas se distinguía de los demás astros por los destellos azulados provenientes, con seguridad, de las masas de agua que lo cubrían.

A años luz de allí, en un departamento del barrio de Flores, la mujer dijo:
-Nati, ahí te dejo las cosas para que prepares  milanesas. Hoy tengo un día complicadísimo, si hay algún problema llamame al celular. Chau.

Ni bien la señora se hubo marchado, la Nati puso manos a la obra tarareando un chamamé. Cascó los huevos en un cuenco. Uno tras otro, revelaron un interior gelatinoso de inexplicable verde. La mujer tiró todo al tacho de basura y salió para el almacén dispuesta a protestar por la porquería que le habían vendido a su patrona.

La misma escena fue protagonizada por Marguerite en Paris, Ula en Moscú, Giulia en Roma, Greta en Berlín,  Sara en Jerusalén, Pilar en Madrid, Rose en Londres y por cientos de miles más. Una enorme cantidad de huevos de corazón verde fueron tirados a la basura sin que nadie le diera mayor importancia.

Seguramente el general *+wi0iw+*!  y sus huestes podrían haber esperado a que la humanidad se extinguiera sola dejándoles el camino libre para afincar sus colonias; pero como iban las cosas esos bárbaros estropearían el delicado equilibrio ecológico con sus torpes atentados contra la Naturaleza. En manos de los humanos, la Tierra no tardaría en ser sólo  un recuerdo yermo.

El general *+wi0iw+*! comunicó telepáticamente a sus superiores, que los soldados enviados estarían listos para atacar en breve, ni bien  terminaran de crecer, en los basurales del planeta, fermentados por los efluvios de los detritus de los hombres .

La misión era un éxito. Los colonos devolverían a la Tierra  su destino de paraíso.




Enviado a Perras Negras el 19 de junio de 2006. Consigna nº19 “Cuento fantástico” en menos de 300p



2 comentarios:

Alejandro Luque dijo...

Qué ocurrente lo de los huevos como método de colonización! No recordaba este texto que por la fecha lo has publicado en los primeros meses de vida de PN. :)

Rosario Collico dijo...

Es viejísimo, me sorprendí de que llevara tanto tiempo de escrito. Y me costó un huevo (nunca mejor empleado el término) ubicarlo porque no recordaba el título.