domingo, 6 de diciembre de 2009

CAZADOR



Este cuento de menos de 200 palabras (esa era la condición) fue publicado en la revista del diario La Nación el 16 de enero de 2009



En un revoltijo de sábanas y sensaciones amargas despierto esta mañana con una premonición de muerte atravesada en la garganta; no sé, quizá, un mal sueño o un mal recuerdo.

Estiro los músculos, enroscados en los huesos y trato de recobrar el sentido a la luz de la mañana nueva pero pronto advierto que cualquier oscuro presagio no es tan negro como la realidad: soy un ser minúsculo de no más de un palmo amanecido en mi cama de siempre, en mi cuarto de siempre, en mi casa de siempre.

Apenas sobrepuesto a la verdad, me descuelgo por las cobijas hasta el suelo. Maldigo el momento en el que elegí la alfombra, me hundo hasta la cintura. Fatigo penosamente esa selva de pelo azul para alcanzar la puerta como si el rectángulo luminoso me deparara la explicación lógica o la salvación.

Pronto comprendo que nunca he de llegar. El gato, que agazapado me escudriñaba tieso, inmóvil desde un rincón, se abalanza sobre mí. Atrapado entre sus zarpas huelo su aliento de alimento balanceado e intuyo su felicidad por atrapar una presa de sangre caliente tan distinta de las moscas y polillas con las que despunta su atávico vicio de cazador.

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